¿Con un pie adentro?


Carolina Escobar Sarti
Prensa Libre de Guatemala
Sábado 26 de febrero 2011.
En términos generales, nuestra política partidaria es sinónimo de decadencia. Por ello, los partidos políticos ocupan, cada vez con mayor frecuencia, la última casilla en encuestas de credibilidad ciudadana. Ninguno de los partidos actuales tiene más de dos décadas de existencia y muchos han sucumbido luego de su primera participación en elecciones. Quizás lo anterior responde al secuestro de la política partidaria, a manos de sectores y corporaciones específicos. Con sus distancias y diferencias, podemos aplicar lo anterior a casi todos los países de la región.

En este contexto, ¿qué decir del Parlamento Centroamericano (Parlacen), que coloquialmente ha sido definido como “una casa de retiro demasiado cara e inoperante”, entre otros motes menos afortunados? Siendo nuestra región pionera en el tema de integración continental (al menos económica), cabría esperar que la integración política nos hubiese permitido avanzar por rutas más democráticas. En medio de crisis como las que vivimos, sobre todo en el triángulo norte de Centroamérica, y enfrentando problemas comunes como el crimen organizado, la migración y el narcotráfico, el Parlacen podría haber jugado otro papel.
Pero, y afortunadamente hay “peros” que se pronuncian con fuerza, he visto últimamente movimientos en ese foro regional que apuntan a cambios de fondo. Parece que no son lo que quisiéramos, ni a la velocidad que los quisiéramos, pero quizás marcan el inicio de algo. Por años, se dijo que este órgano del Sistema de Integración Centroamericana (Sica) sería útil en todo este engranaje político, solo si se modificaban los procesos de elección que lo convertirían realmente en un foro deliberativo, cuyas resoluciones fueran vinculantes para impulsar y orientar las rutas de la integración regional.
Pues bien, desde febrero del 2008, los mandatarios de la región aprobaron las reformas al Parlacen, buscando, precisamente, que sus resoluciones fueran vinculantes. Se logró medianamente, como sucede con las pujas que se hacen en esos espacios: ahora el Parlacen puede pedir cuentas y proponer normas relacionadas con la integración, con el fin de que los parlamentos de cada país miembro las conviertan en iniciativas de ley. Sin embargo, esto no significa que dichas recomendaciones tengan que ser aprobadas obligatoriamente; sí implica que el Parlacen pueda preguntar, en un plazo de tres meses, a determinadas instancias regionales, si se están cumpliendo o no y por qué. O sea que el nuevo protocolo es “casi” vinculante.
Pero este “casi” ya ha dado frutos. Se acaba de realizar la fiscalización de los recursos del Sica, a partir de la rendición de cuentas de su secretario general. Y, en el tema migratorio, el Parlacen está tomando el liderazgo que debió haber tomado hace mucho tiempo. Se ha fortalecido y reactivado el Consejo Parlamentario Regional sobre las Migraciones (Coparem), y se ha dado a conocer a los jefes de Estado, porque ya no se puede seguir tomando decisiones migratorias bilaterales en contextos donde se impone una agenda de seguridad hemisférica. El jueves pasado yo comentaba en mi artículo los vacíos de la Ley de Migración que el Senado mexicano estaba por aprobar; una ley por demás criminalizadora.
Ayer, esa instancia modificó dicha iniciativa y suprimió todos los artículos que implicaban criminalizar a los extranjeros que cruzan territorio mexicano, perseguirlos y propiciar que la fuerza pública cometiera abusos y vejaciones en su contra. Muchas de estas reformas se deben a la presión social ejercida contra la anterior versión de dicha iniciativa, pero también a un esfuerzo conjunto entre los senadores mexicanos observadores ante el Parlacen y la Comisión de Asuntos Migratorios de ese foro regional.
Parece que asistimos a un nuevo momento de equilibrio de poderes desde esa instancia regional y que el Parlacen está ahora con un pie adentro en espacios donde se cocinan las agendas políticas y se armonizan leyes de alcance regional. Es ahora o nunca.

Tomado de mapich.blogspot.com

La izquierda democrática (7)


Manolo Pichardo | listin.com.do | 25-02-2011

Hay que decir, para ser justos, que el gobierno de Raúl Alfonsín fue de transición, y por lo tanto, sus prioridades quizá se centraron en las cuestiones de orden político más que económico, pues debió lidiar con los remanentes de la dictadura y la resistencia a que se estableciera un régimen auténticamente democrático que, aún apostando a la reconciliación, no podía negociar el olvido.

El presidente Alfonsín tenía interés en brindar abrevadero a las madres de la Plaza de Mayo que andaban sedientas de justicia ante los más de 38 mil secuestrados y desaparecidos que fueron sus esposos, novios, hijos o nietos. Los juicios a militares cargaban su agenda, mientras el país era arrastrado por las consecuencias del endeudamiento colectivo que contagió a toda América Latina llevándola al callejón del estancamiento económico, las protestas sociales con pobladas incluidas y la ausencia de respuestas adecuadas que la condujeron hacia la denominada “Década perdida”.

Aclarada la difícil situación política en que gobernó Alfonsín, y definido el pobrísimo rol jugado por su compañero de partido, Fernando De la Rúa, me referiré a las administraciones de los Kirchner, los esposos que aparecieron en medio de la ola progresista que comenzó a bañar a los pueblos latinoamericanos echando manos del modelo que ofrece la democracia representativa, para construir sociedades participativas e incluyentes.

Cuando Néstor asumió la presidencia, el descrédito internacional del país era tan dramático que se encontraba en default, o lo que es lo mismo, suspensión de pago por falta de liquidez. Pero El Pingüino, como le llaman por ser nativo del extremo sur, reestructuró la deuda y canceló sus compromisos financieros con el FMI; triplicó las exportaciones al llevarlas en 2007 a 55.000 millones de dólares y en 2008 a 72.140, un 25 por ciento más que el año anterior.

La tasa de crecimiento durante el gobierno de los Kirchner es de 8 por ciento promedio anual; el período más largo en los últimos veinte lustros, cuestión que se ha reflejado en la generación de empleos, pues en 2003, año en que asumió Néstor la presidencia, la tasa de desocupación era de 20,4 por ciento, cifra que descendió en 2008 a 7,8. El nuevo cuadro contribuyó a mejorar la distribución del ingreso, ya que la participación de los salarios pasó de 34.6 por ciento a 41.3, lo que significó un incremento en el consumo.

Para la recuperación de la economía ayudó la definición de una política de fomento tributario y crediticio a las PYMES y algunas ramas específicas de la industria. La inversión social ha sido un pilar importante en los últimos gobiernos del justicialismo; y es que el presupuesto en educación, llevado de un 4 por ciento del PIB a un 6, permitió diseñar programas como el de alfabetización que ha enseñado a leer y escribir a 170 mil personas, el de inclusión educativa que permitió el retorno a las aulas de más de 100 mil niños y adolescentes.


La izquierda democrática (6)


LISTIN DIARIO/ Manolo Pichardo 18-2-11

Al otro lado del Río de la Plata la izquierda democrática llegó de la mano de los Kirchner. El justicialismo fue el instrumento para desmontar las reformas estructurales que esta misma organización política había impulsado durante los gobiernos del presidente Carlos Menen bajo la euforia neoliberal que desató privatizaciones a granel, desmontes arancelarios, desregulación laboral y de los mercados, y todo el paquete que debieron adoptar los países en vía de desarrollo para entrar en la lógica de los industrializados que, en medio del orgasmo unipolar, pretendían reducirnos a simples consumidores.

Menen se distanció, aplicando “políticas responsables”, del peronismo original que se alió a los sectores laborales para poner en práctica medidas de corte populistas, que muchos confundieron con progresistas sin darse cuenta de que Perón seducía a los trabajadores para agenciarse los votos de éstos, pero vivía de los bienes de los oligarcas argentinos, acumulados mediante la explotación de los sectores populares, entre los cuales estaban los hombres y mujeres que sólo disponían de la fuerza de trabajo que vendían a los dueños de los medios de producción.

La distancia entre los gobiernos justicialistas de los Kirchner y Menen, tiene que ver mucho con el origen y la evolución del peronismo que guarda estrecha relación con el elástico pensamiento político de Perón, pues el ideólogo y alma de esta organización multiforme llegó a manifestar públicamente simpatías con el fascismo de Benito Mussolini al expresar que éste era “un ensayo del socialismo nacional, ni marxista ni dogmático”; a manifestar simpatías por el falangismo español y a ser el líder de la resistencia durante la dictadura, resistencia que incluía a Los Montoneros, grupo guerrillero de orientación marxista.

La cuestión es, que los sectores conservadores a lo interno del justicialismo se sintieron excitados con el avance arrollador de las políticas del Consenso de Washington que, por demás, parecía resolver el problema de la inversión extranjera, el crecimiento y la estabilidad macroeconómica, lastimada durante el gobierno del socialdemócrata Raúl Alfonsín que en 1984 disparó la inflación a 625 por ciento.

Como en el resto del mundo donde se aplicaron las reformas que impulsó Menen, el espejismo se diluyó cuando el impacto de éstas quedó al desnudo mostrando las grandes desigualdades que se habían creado, y estalló entonces la crisis que tocó fondo con la vuelta del radicalismo y el famoso “corralito” de Fernando De la Rúa, que convocó al pueblo argentino a la movilización permanente, creando una situación de volatilidad política que desembocó en el ascenso al poder de Néstor Kirchner, un desconocido peronista de izquierda que puso orden, para alivio de los sectores productivos que vieron resucitar sus negocios, y populares que sintieron mejorar de forma sustancial sus condiciones de vida.

Recuperar el poder adquisitivo.


Roberto Rodríguez-Marchena | perspectivaciudadana.com | 15-02-2011

Los precios han subido desde los primeros días de enero. Alimentos, combustibles, medicinas y muchos otros bienes y servicios. También subieron las tasas de interés bancarias. Pagar la hipoteca de la casa o del local comercial cuesta mucho más.

Los ingresos/salarios siguen idénticos. Lo que quiere decir que ahora ciudadanos y ciudadanas tienen menos poder adquisitivo.

Las alzas han ocurrido en todas partes de mundo. Para muchas familias son insoportables, porque todos sus miembros están desempleados o ganan bajos salarios o sus negocitos no dan para más.

En algunos lugares como el Magreb han provocado revueltas (“intifadas del pan”) que han destronado largas dictaduras o elevado la conflictividad social.

No menciono las causas para no distraerme del propósito de esta reflexión.

El hecho cierto es que se han producido las alzas, que es un fenómeno mundial, que están dañando las economías familiares y la vitalidad de los negocios, y que el gobierno dominicano y los empresarios no pueden hacer nada para impedirlas. Las alzas están fuera de su control. (De ahí que resulta ser una tontería hablar de control de precios o de perseguir a los “comerciantes especuladores”, pues hasta donde se sabe no hay acaparamiento ni desabastecimiento).

Ahora, el gobierno si puede hacer mucho para mitigar los efectos o el impacto de las alzas en los gastos familiares.

Si las alzas de precios reducen el poder adquisitivo, la acción gubernamental debe estar dirigida a devolver el poder adquisitivo perdido.

¿Qué puede hacer?

1- Favorecer la creación de empleos entre jóvenes y mujeres. El desempleo juvenil sobrepasa el 35%. Otro dato: la tasa de ocupación femenina es de 31.3%, la masculina, 62,1%. El 51% de los hogares con jefatura femenina están por debajo de la línea de pobreza. Ocupar un tercer miembro de una familia de cuatro, impacta considerablemente los ingresos.

2-Reducir el gasto en salud de las familias afiliando más personas en el régimen subsidiado (aquellos/as que ganan por debajo de salario mínimo). Para lo cual debe destinar más dinero a Senasa. Iniciar la afiliación al régimen contributivo subsidiado.

3-Restablecer el desayuno escolar.

4-Crédito a tasa “pública” a los microempresarios.

5-Elevar el salario mínimo.

La pobreza mayor


EL NACIONAL 11-2-11/ Pablo McKinney (pablomckinney.com)

Pobres de pan, salud, empleo, transporte o vivienda, siempre hemos sido por aquí, aunque en esos renglones posiblemente somos hoy mucho menos pobres que antes.

Aunque no deja de ser preocupante el nivel de pobreza material que padece más de una tercera parte de la población dominicana, hoy existe en el país un problema más grave, muchísimo más grave.

Hablo de la pobreza de espíritu, orfandad de valores, sueños que inspiren la lucha cotidiana. Y por supuesto hablo de paz; pero no de esa paz individual que enseñan los gurús orientales, sino la paz que ofrece la mínima seguridad ciudadana, ese libre andar cerrando el bar de la esquina, inventado con la noche de un güiquen la vida, sin la posibilidad cierta, ay, de encontrar la muerte… la extorsión, el robo, el chantaje.

En los últimos años, al país se le ha echado encima la peor de las pobrezas. Hablo de carecer de la esa elemental libertad que significa poder circular por la ciudad sin más temor que el recuerdo de un amor contrariado ausente, sin más incertidumbre que un regreso, con sus besos, of course.

Anoche, estuve de visita por la Casa de Teatro. Como siempre ocurre, la buena conversación con Freddy y sus amigos llevó al vino y terminó con las canciones valientes y juveniles y llenas de fuerza de Vicente y Janio. Dos sobrinos.

El problema fue al regreso. Patrullas policiales detienen a ciudadanos sin ningún pretexto y para extorsionar por la falta de una “Revista”, o, si el ciudadano tiene hasta “la palmita” o le es conocido, decirle: “hermano, déjenos algo para la cena.” Esa es la Policía Nacional que debería cuidarnos, pero su sola presencia nos asusta.

Joder, don Radha, ahora sí que somos pobres de verdad.

En los años 80 asistí en Colombia a unos talleres de periodismo científico. Me recomendaron no llevar cámara ni reloj. La última noche del curso, logré corromper a unos compañeros venezolanos para sin autorización ir a averiguar sobre las noches de tan bella ciudad.

Pasaron los años, Colombia fue superando esa crisis de inseguridad, y he aquí que veintitantos años después, esa misma crisis viene y se aposenta indecorosa en nuestras calles.

La industria del sicariato funciona en RD con una eficiencia que ya quisiera para sí el Ministerio de Educación con sus textos desintegradores y sus intoxicaciones sin explicación, cancelaciones, sometimientos ni remedio.

El sicariato avanza con más “munidad” que un legislador en malos pasos. Ya ejecutan señores en motores 115 en la Churchill y en La Sarasota, como en Bogotá en los 80.

¿La policía? Bien, gracias. El plan para su modernización, profesionalización, capacitación y equipamiento está consensuado, tallerizado, analizado, escrito e impreso en todos los escenarios, incluido la PUCMM y Funglode. Entonces, ¿cuándo comenzamos?

(Cada mañana a las 7, por CDN, este y otros comentarios en El Bulevar con Pablo”. )

La izquierda democrática (5)

LISTIN DIARIO
Manolo Pichardo 11-2-11

Es cierto que el “compañero Pepe”, como suele firmar el actual mandatario uruguayo los documentos partidarios dirigidos a sus camaradas, tiene el reto de trabajar para bajar del 18 por ciento la pobreza, pero lo hará bajo condiciones distintas a las encontradas cuando ascendió al poder el gobierno frenteamplista, pues para entonces la cifra alcanzaba el 33 por ciento y la indigencia el 5, número que Vázquez redujo a 1, porque al final de su mandato el desempleo que superaba el 13 por ciento en 2005 se colocó en 6.9.

El ex guerrillero y gobernante del pequeño país que besa a Río de la Plata quizá no siga el libreto de su antecesor, con los puntos y las comas, los énfasis y las negrillas que éste colocó, pero ha dejado claro su compromiso de continuar impulsando las políticas sociales que han llevado a un progresivo proceso de inclusión.

Mujica encontró el tren en marcha para avanzar hacia una sociedad con futuro asegurado, pues el incremento del presupuesto en educación a 4.5 por ciento del PIB, dio un empujón al sistema educativo, que permitió incluso que cada niño estudiante de escuela pública recibiera una computadora; y las reformas en salud, con el debido incremento en el presupuesto, no sólo redujo la mortalidad infantil de un 13 por mil nacidos, a 9 por mil, sino que encaminó el sistema hacia la universalización.

En fin, Pepe tiene conciencia de empujar en la dirección que Vázquez con la idea de que el país siga cosechando resultados positivos para las mayorías, pues aunque el ex presidente defendió sus relaciones con el FMI, un organismo que impulsó las políticas del Consenso de Washington, siempre estuvo claro, como Lula, en su agenda propia, sin permitir imposiciones ni recetas importadas.

Tan definido estaba en lo que quería, que al salir de la presidencia les dijo a algunos economistas: “…Lo cierto es que el desplome de 2008 no fue solamente financiero. Fue también el desplome de quienes, creyendo ser los únicos dueños de la verdad y la razón, manejaban la economía como si fuera un casino y despreciaban a la política y el Estado porque molestaban en los negocios, mejor dicho, en sus negocios”.

Y continuó: “La falacia se le derrumbó y, aunque no es bueno pasarle cuentas al pasado ni humillar al derrotado, conviene no olvidar lo que sucedió antes. Conviene cuando algunos que hasta ayer eran fundamentalistas del mercado, en una súbita y espectacular conversión, le piden a la política y al Estado que los salven”.

La izquierda democrática no ha muerto como afirmó Carlos Alberto Montaner. Todo lo contrario, está tan viva que puede dar lecciones a los conservadores que, tras haber derrotado a la izquierda revolucionaria, asumieron con arrogancia acciones de desprecio hacia el Estado que debió ir en su auxilio, cuando la orgía de las desregulaciones y la ambición llegó al clímax y amenazaba con llevarlos a la bancarrota total, y hundir también a inocentes.

La izquierda democrática (4)

Manolo Pichardo/LISTIN DIARIO 4-2-11

Un escenario parecido al que facilitó el ascenso de Dilma Rousseff al poder ya se había presentado en Uruguay con el triunfo de Pepe Mujica, pues la gestión de gobierno del Frente Amplio, una coalición de partidos progresistas que en 1971 logró colocar bajo una misma sombrilla a socialistas, comunistas y socialcristianos, incluyendo ex guerrilleros, entre los cuales estaba el actual mandatario, acumuló la popularidad necesaria para retener el gobierno.

El Frente Amplio logró colocar al centro de la izquierda a los que se planteaban la destrucción del Estado capitalista para instalar la llamada dictadura del proletariado sin descartar para ello métodos como el foquismo y el anarquismo.

Y así, respetando sin embargo, la identidad e independencia de las organizaciones políticas que lo integraban, fue armando un discurso que sintonizó con las demandas de una población atrapada en la libertad de un mercado que generaba riquezas para unos pocos y pobreza, muchas veces en su expresión más extrema, para las grandes mayorías.

Las fuerzas progresistas concentradas en el Frente ya habían coqueteado con el poder cuando en las elecciones de 1999 obtuvo el triunfo en primera vuelta ante el tradicional Partido Colorado que lo obtuvo en la segunda, pero fue en 2005 que Tabaré Vázquez llevó la concertación a la administración del gobierno con el reto de devolverle a la otrora Suiza de América el esplendor perdido tras la crisis bancaria que sacó de sus puestos de trabajo a miles de ciudadanos y ciudadanas.

Con el Plan de Emergencia Nacional que dio inicio a la gestión de Vázquez para conjurar la crisis encontrada, y que se ancló en las líneas de la equidad, igualdad y justicia social, se definió el cariz de izquierda del nuevo gobierno, y con él, Uruguay comenzó a revertir cifras negativas, pues el desempleo que en 2002 superaba el 17 por ciento, se colocó en 2007 en 7.7, un número verdaderamente impresionante.

El estupendo desempeño de la primera administración del Frente Amplio fue reconocido en un informe del Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales de las Naciones Unidas, al destacar que el país sudamericano alcanzó la tasa de desocupación más baja en toda su historia. Las fuerzas progresistas uruguayas no sólo diseñaron un plan con énfasis en las políticas sociales que arrojaron los números mencionados anteriormente y sacaron de la pobreza a los ciudadanos y ciudadanas que se habían hundido en la miseria que crearon las fuerzas conservadoras bajo el manto de las prédicas de Adam Smith y la invisible mano que nunca aparece, sino que fortalecieron las instituciones y consolidaron la democracia.

Sobre la cresta de estos logros y un Tabaré Vázquez que terminó bordeando el 80 por ciento en la aceptación popular, llegó al poder el ex guerrillero tupamaro José “Pepe” Mujica, bajo la promesa de continuar caminando por la senda que comenzó a trillar el Frente Amplio.

De Mubarak a Baradei

Juan Carlos Guerra/LISTIN DIARIO 1-2-11
twitter.com/juancaguerra

Egipto, más conocido por sus deslumbrantes pirámides que por la producción de algodón y animales de carga, ocupa la atención mundial. La crisis desatada por una explosión social espontánea marca el fi nal de las tres décadas del octogenario Hosni Mubarak en el poder.

La que parecía una transición tranquila de Hosni a su hijo Gamal Mubarak, se ha convertido en un maremágnum bajo el cual subyace la posibilidad de una guerra civil. Si el presidente egipcio se aferrara al poder de forma radical el costo de sangre sería muy alto y la ruptura social inevitable.

Las grandes potencias que han sustentado durante años a Mubarak, por considerarlo un interlocutor válido en la inestable región de medio oriente y, sobre todo, por temor a que grupos fundamentalistas tomen el control político de la nación, ya han empezado a sacarle la alfombra haciendo pedidos de cambios o gobierno de transición.

El hombre escogido para encabezar esa transición es Mohamed el Baradei, Premio Nobel de la Paz dirigió la Organización Internacional de Energia Atómica (OIEA), se hizo famoso por presentar un informe ante la ONU en el que negaba la posibilidad de que Irak desarrollara armas de destrucción masiva. Recientemente ha restado credibilidad a Obama.

Aunque es un crítico del sistema no es un hombre antisistema. Muy por el contrario, ha sido aupado por el propio “stablishment”. Estados Unidos prefi ere sostener a Mubarak en el gobierno. Sin embargo, la revuelta popular que, según cifras de la ONU, ya cobra 300 muertos, hacen temer un desenlace que no sea afecto a sus intereses regionales.

Las grandes naciones ya han decidido la suerte de Egipto: una transición dirigida por Baradei hasta dar con una fi gura tan sumisa a sus intereses como Mubarak.

Mientras tanto, la sangre seguirá derramándose y ese pueblo seguirá siendo un gran oprimido.

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