Diálogo con Don Juan y reflexiones sobre Leonel

Listín Diario 01/11/2010
Aristófanes Urbáez
elroedor2046@hotmail.com.ar

‘Mi Caudillo’: Usted tendría 101 años cumplidos si no se hubiese marchado –¡pero quedándose para siempre con su ejemplo y su obra!– un día como hoy.

En días pasados, el Dr. Bidó Medina, uno de los peledeístas que usted más admiraba por su honestidad y disciplina, me dijo que no escriba “mi caudillo”, “porque el caudillismo políticamente es lo más atrasado que existe y sus orígenes se remontan al surgimiento del latifundio”. Le dije –Diómedes Núñez Polanco, su Asistente, lo sabe– que era un ‘acuerdo’ entre Usted y yo, pero que nadie en el PLD lo creía así.

Que una vez le mostré una peseta española que rezaba: “Francisco Franco, caudillo de España por la gracia de Dios”, y que Usted me dio una cátedra de dos horas acerca de la historia de España, y yo le pedí permiso para llamarle “Mi caudillo”.

Que en un diciembre –Usted les celebraba su cena Navideña a los empleados de la Casa Nacional–, mi lengua armada preferido, Dr. Euclides Gutiérrez F., casi me da un ‘boche’ por esa expresión, pero que Usted le dijo: “Déjalo, que él no me ofende con eso; tú sabes como es Pancho Villa” (así me llamaba dizque por ‘rebusero’).

Don Juan: Usted le dijo a Bidó, a otro sureño –de cuyo nombre no mencionaré por traidor–, a este escribano: que era difícil comprender cómo “un medio tan pobre, tan precario” (como el Sur), producía hombres como nosotros, y mencionó escritores, a los caciques sureños de las guerras de Independencia, Restauración y patrias.

En mi casa, Don Juan, sus poster-fotos están por todos los techos, y en mi aposento, hay una enmarcada de cuando su féretro era levantado en la Casa Nacional por Leonel, Crispín, Bauta, Elpidio Báez, León (su hijo), Franklin y E. Selman, para llevarlo a La Vega. No soporté y salí huyendo, mientras Iris, la esposa del senador E. Mateo, me perseguía diciéndome que “me calmara”.

Hemos librado una lucha tenaz por sus ideas y doctrina y derrotado a la mayoría de sus opositores y al bando parricida. Tengo otra foto del Listín, de Apec, con Usted y el Arq. Ocaña, que la finada profesora Norys Céspedes me pidió una conferencia sobre su obra y terminada, Usted me susurró: “Yo no sabía que tú pensabas tan mal de mí”.

¡Así era Usted, “mi caudillo”, con esas ironías de las almas nobles! Cierto, Don Juan, lo que decían Orlando Martínez y José Israel –en tiempos asaz polémicos– de que creía saber de todo. Usted fue Maestro el día y la noche y todo lo que aprendía y leía –historia, sociología o ciencia– nos lo quiso enseñar.

¡Qué afán tan grande de dar todo aunque se quedase vacío! Usted se mataba leyendo y trabajando no para su gloria, sino para enseñarles a otros. Eso lo saben todos los que lo frecuentaban.

El hijo pródigo
Parte de sus discípulos han torcido el rumbo, y Usted en sus labios suena feo. Sólo y un par pigmeos degenerados siguen ensañado con Usted aún después de muerto, pero hasta sus más acérrimos enemigos citan su ejemplo, aunque sea para echarles en cara a sus malos discípulos sus exacciones.

Los demás adversarios –los decentes– prefieren un cauto silencio para no ofender su memoria.

Hoy, los más amplios sectores de su pueblo, Don Juan –incluso los muchos que se confundieron con la propaganda aviesa–, reconocen su grandeza; y hasta los muchachos del Pacoredo que tanto lo insultaron –los más sanos–, son hoy del PLD. ¡Lo otro no vale la pena!

Descanse en paz “mi caudillo”, que tal y como dijo Diómedes en un poema, “sus raíces //están defendidas con acero”. Los discípulos fatulos, ¡también serán derrotados! Como proclamábamos a todo pulmón, la consigna se cumple: “¡El boschismo es indestructible!”.

El Presidente Leonel
En muchas ocasiones dije que parir una doctrina es de ideólogos, de pensadores que, a veces, diseñan “guías para la acción”. La doctrina es lo teorético. La realidad cambiante, no puede ser fiel al diseño doctrinal al pie de la letra.

Bosch explicó que J. Martí no elaboró “un programa de gobierno”, para que su nombre no se asociara a la “ambición de poder”. El científico –dije– predice, descubre leyes, construye inventos, pero no controla la Naturaleza: ¡el “genio se sale de la botella”!

Newton descubrió la Gravedad, pero ni supo qué era ni podía controlarla; ni Einstein la energía atómica; los meteorólogos no poseen instrumentos para disolver o desviar un ciclón.

Y así en política: Leonel llegó en el tiempo y el lugar donde aplicar la doctrina boschista era imposible. Los rasgos humanistas y de gobernanza en favor del pueblo, debieron ser más eficaces. Sus opositores ofrecen; la obra del leonelismo está ahí.

¡Busquen la balanza, que la lengua no es un documento! Pero la realidad difiere del marco jurídico. En carta al LD dije: “Leonel no sufrió la soledad, por bueno, decente, porque no es perverso”. Aseguró que fuera del Poder “aprendió algunas mañas”.

Hay desesperación, desesperanza en la población por un gabinete inmóvil y cierta mudez de Leonel. Sería poco serio negarlo. Él no puede desdecirse. Lo digo por Bosch. Él rechazó la reelección cuando Aristy C. pidió que “se apretara los pantalones” (1997).

Aunque la política sea “una gran mentira” (Revel) y “no tiene corazón” (Napoleón), jamás oí a Don Juan alabar a los que abusaron del poder o se eternizaron en él, “porque corrompe”. Leonel es el líder del PLD. No puede “matar” su propia Constitución, que no es “un pedazo de papel”.

Leonel es ilustrado, brillante, pero no déspota. Debe preparar al PLD, maquinaria que con cualquier candidato derrota al más bonito, hasta que él regrese. La obra está y el pueblo es sabio. La infamia –que es lo que oigo– impropia de Leonel, es usar un “clan mediático” de anti-boschistas (hoy en las mieles del Poder), para aplastar a Danilo o a otros candidatos del PLD.

Vuelvo…

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