Nuevas perspectivas



Por: Persio Maldonado

La efectividad de la diplomacia ha podido siempre más que la guerra. La primera tiene la inteligencia de perseguir la persuasión, mientras que la segunda resulta una agresión que necesita terminar con la ayuda de la primera.
Ninguna guerra es para siempre, y ese es el primer gran sin sentido que tienen los guerreristas. En cambio la diplomacia sí es para siempre, pues no es más que la relación entre las naciones y sus gobernantes.
El ascenso del presidente Barack Obama a la Casa Blanca para dirigir las políticas de los Estados Unidos ha podido generar nuevas perspectivas para el liderazgo mundial de los norteamericanos.
Fue una oferta en su campaña electoral y ha ido siendo así en las declaraciones y en el accionar del nuevo jefe del Estado de los Estados Unidos durante su aún corto ejercicio del poder. Su comportamiento frente a los mandatarios europeos y al mundo musulmán así lo confirma.
Ahora en otro escenario ha reiterado lo mismo. En esta V Cumbre de Las Américas, que se celebra en Puerto España, la capital de Trinidad & Tobago, el presidente Obama no sólo ha prometido unas relaciones entre iguales a América Latina, sino que su actitud personal frente a mandatarios como Hugo Chávez, de Venezuela, Daniel Ortega, de Nicaragua y Evo Morales, de Bolivia, ha sido afectuosa.
Ha hecho, incluso, una oferta de diálogo a Cuba, sugiriendo que no le gusta hablar por hablar. Su propuesta viene después de que su gobierno ha flexibilizado las restricciones con esa nación caribeña, al permitir el envío de remesas, los viajes y las comunicaciones.
Hay un cambio evidente desde la Casa Blanca, el que debemos de aprovechar. Es obvio que también nosotros tenemos que cambiar para hacer un buen uso de las relaciones diplomaticas.

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