Bases para un programa económico exitoso


JULIO ORTEGA TOUS

LISTIN DIARIO 26/05/09


El presidente Fernández tiene un gran reto. Sobreponer al país a los efectos de la crisis mundial, que amenaza con empañar sus inigualables desempeños como gobernante, y entregar en 2012 una nación en franco progreso al sucesor que sea electo ese año. El acuerdo para la reforma constitucional firmado con Miguel Vargas le abre ese camino. Un país estable y con sus fundamentos macroeconómicos más sólidos que nunca.
Lo hizo en su primer gobierno de 1996-2000 recuperó la economía del caos que encontró en 2004 del gobierno del presidente Mejía, y puso el avión de la economía nacional, como gusta él mismo decir, a 40,000 pies de altura, volando a tasas de crecimiento “a lo chino”, hasta que fuimos afectados por el impacto de la crisis económica global que aqueja a todo el planeta desde el último trimestre de 2008.
Con 39 meses que tiene por delante, hasta agosto de 2012, es posible triunfar sobre el reto descrito. Pero está condicionado a premisas que hoy no existen. Premisas que quizá sean poco populares en el corto plazo, pero que el contexto económico exige.
Las proyecciones fiscales de 2009 se han visto afectadas, no por imprevisión de los planificadores de las finanzas públicas, sino por una crisis mundial que nos toca cada vez con más virulencia. Por ello, las exportaciones, los empleos, el turismo, y la confianza de los inversores nacionales e internacionales se han afectado.
Hay que nadar a contra corriente, sacar de donde no hay y enfrentar con firmeza los problemas.
Las previsiones de crecimiento del Programa Monetario del Banco Central son de 3%, sobre unas premisas que puede parecer que están siendo alteradas. Ya el Banco Central anunció que el crecimiento en el primer trimestre del 2009 fue de 1% del PIB. Para llegar a la meta de 3% en el año, tenemos que producir un fuerte crecimiento en los tres trimestres subsiguientes.
¿Es posible? ¿Cómo hacerlo? ¿Podemos crecer a tasas de entre 3 y 5% en los tres trimestres que faltan a 2009, para que no se caiga la meta del año? A nivel internacional no hay signos de que la intensidad de la caída de las economías desarrolladas, causantes del embrollo actual, en particular en Estado Unidos, Japón y los países de la Unión Europea, esté cediendo.
La amenaza de la pandemia del virus de la influenza A (H1N1) viene a complicar aún más las cosas. Transitoriamente, el derrumbe del turismo en México, ha sido de beneficio para nuestra industria sin chimeneas. Pero poner los huevos en la canasta de la desgracia del hermano no es una apuesta prudente, ni económica ni éticamente. A la larga o la corta se puede revertir contra nosotros mismos.
Por ello es necesario sentarse a buscar soluciones, remangarse las camisas y quitarse los gemelos y, bajo la conducción del Presidente, estructurar un programa de emergencia para el resto del 2009 y una proyección para 2010, 2011 y 2012. Las malquerencias entre funcionarios deben pararse, sea como sea.
La situación requiere una sincronía de un reloj suizo del gabinete económico, en la figuras de los secretarios de Hacienda, de Economía y el Gobernador del Banco Central. Lo mismo para el gabinete de infraestructura, que provea los proyectos y las inversiones para relanzar la economía. El tercer y más importante pilar, es coordinar con el sector privado toda esta estrategia, lo que no quiere decir subordinársele.
El sector privado es el motor, y el sector publico la gasolina del relanzamiento del crecimiento.
Para revertir la tendencia a la caída del crecimiento hay que tomar varias medidas. La más importante es procurarse un paquete de varios miles de millones de dólares de los bancos y organismo multilaterales, ante la caída de los ingresos internos. Las discusiones de la misión conjunta del Banco Mundial y del BID para cerrar la brecha del sector eléctrico lo demuestran.
Los bancos multilaterales están condicionando proveer un paquete de rápido desembolso a que le país vaya hacia un acuerdo con el Fondo. Quienes han armado el desorden mundial, nos exigen lo que ellos no han puesto en vigencia.
¡Esas son las asimetrías del mundo! Nuestros amigos del G20, es decir, los países grandes en vías de desarrollo, y en particular Brasil –que por cierto, es el país que encabeza la representación dominicana en el Banco Mundial y el FMI-, Argentina o México –que tiene la titularidad de nuestra representación en el directorio del BID- no han ni siquiera consultado con sus pares medianos y pequeños sobre cuál respuesta debemos coordinar a estas exigencias de recursos que demandan los países pequeños y medianos.
Pareciera que hay un lema: “sálvese quien pueda”. Por ello, la mayoría de los países centroamericanos: Costa Rica, Honduras, El Salvador y Guatemala ya han tocado la puerta del Fondo y han recibido importantes apoyos para enfrentar la crisis. Habrá que estudiar con seriedad este camino. Lo importante es llegar a tiempo y no que las circunstancias se deterioren y nos empujen a algo no planificado.

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