Gerencia pública versus imagen personal


Rafael Núñez-8 de Junio del 2009


En el afán diario de convertir la comunicación estratégica en aliada fundamental de una buena gerencia de gobierno se comenten errores que pueden conducir a que una gestión positiva se perciba como un gran desastre. Son incontables los casos de gobiernos, funcionarios, directores de empresas y ejecutivos privados que defraudan por no tener un manejo adecuado de la comunicación estratégica.
Un buen gerente público o privado no debe sólo afinar sus estrategias para conducir a su institución a logros tangibles, de acuerdo con los planes que se haya propuesto, sino que está obligado a diseñar estrategias comunicacionales que le acompañen en ese camino hacia metas empresariales.
Se conoce de experiencias de líderes empresariales, de políticos o funcionarios, cuyos proyectos se echan a caminar sin diseñar un plan estratégico de comunicación. La gerencia de comunicación debe estar presente en la estructuración del plan general, de manera que la estrategia de comunicación es un componente tan importante como cualquier otro elemento de la planeación.
Hay, sin embargo, confusión en ciertos gerentes respecto del equilibrio que debe darse entre la imagen institucional y la suya propia. Este tema lo señalo a propósito de los encuentros, conferencias, talleres y diplomados que muy a menudo organizamos con los Gabinetes de Comunicación del Gobierno, en los cuales surgen experiencias como las descritas anteriormente.
Gerentes de empresas públicas, que a su vez son políticos, que no saben qué rol juegan en cada momento determinado. Desconocen cuál es el equilibrio que debe existir entre el manejo de su persona, a nivel mediático, y el que debe dar a la institución que administran.
Para lograr una correcta armonía, debe darse un equilibrio entre la imagen de la institución, que debe siempre ser de alto perfil, y la del gerente o jefe cuya exposición no debe superar la imagen institucional.
El ego es un factor que muchas veces se impone. Hay gerentes con un ego tan fuera de lo común que no les permite establecer este equilibrio. Hay, pues, una necesidad de estar en los medios todos los días, casos patológicos de líderes empresariales, de opinión o funcionarios públicos, cuya atención fundamental está centrada en dirigir la comunicación, con el afán de tener una presencia mediática permanente que complazca sus egos. Esa incursión del gerente en la comunicación, le provoca problemas de sobre exposición, pero también roces con él o la gerente de esa área.
Como hay los casos de gerentes que ignoran a la opinión pública, hay otros que le dan una importancia inusitada a cualquier comentario que se pueda escribir en la prensa o en los medios electrónicos. Entienden que con un comentario negativo, el mundo se va a caer.
El otro extremo del problema se ubica en aquellos líderes empresariales, públicos o privados, cuyos planes de trabajo están divorciados de una estrategia comunicacional. Rechazan la función que, para el posicionamiento de una imagen, juegan los medios; o bien se pelean con los medios y los periodistas y al momento de pasar balance buscan un chivo expiatorio, que pueden ser los periodistas y hasta su pareja lleva.
Si bien no se puede ser exitoso sin una estrategia de comunicación, sea en el gobierno o en el sector privado, este instrumento de trabajo no puede servir de excusa para justificar algunos narcisismos que tenemos escondidos desde nuestra infancia. La estrategia de comunicación no debe girar en torno al líder del grupo, sino del posicionamiento institucional. Debe evitarse que el narcisismo acabe tragándose los planes generales y, al final, abunden las fotos del funcionario en los periódicos, mientras las metas alcanzadas resultan insignificantes.

1 comentario:

Anónimo dijo...

ME GUSTA ESE ARTICULO, HACE UNA FOTOGRAFIA DE LO QUE SON LA MAYORIA DE LOS FUNCIONARIOS DE ESTE PAIS, QUE ESTAN MUY DIVORCIADOS DE LO Q ES DIRIGIR UNA INSTITCION.

SARAH PICHARDO

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