listin diario 11-1-10
“Nunca como hoy el hombre supo tanto acerca del Universo, pero nunca tuvo más incógnitas sobre él”
–A. Urbáez–
Con todo el respeto debo pedirles al Honorable Presidente y a los peledeístas, que se olviden del “costo político”, que pierdan las elecciones del 2012, pero el país no puede seguir con esta delincuencia choferil-sindical, y la mitad de los famosos taxis y carros del concho cayéndose a pedazos, que no sólo son una vergüenza los millones que se invirtieron en las avenidas que tenemos, sino la lepra estético-visual que provocan el horror de los turistas.
¿Por cuánto tiempo soportarán los dominicanos de a pie esos carros y voladoras destartaladas que hace tiempo debieron ser fundidos en Metaldom?
Porque el ex presidente HM, dictó un decreto prohibiendo traer vehículos con más de 5 años de uso, pero por las calles se ven hasta Austin del 1964-65. ¡Y no sólo eso! ¿Por qué soportar el chantaje y la extorsión de que si el gas propano –usado por esas chatarras–, y el gasoil –de minibuses, guaguas y ‘voladoras’–, suben 4 y 5 pesos, al otro día esa delincuencia suba 5, 10, 20 y 25 pesos al pasaje sin que autoridad alguna lo autorice? Maltratan, golpean y ensucian a los pasajeros porque ni ellos ni los ‘cobradores’ se asean (y no por falta de agua).
Un gran por ciento de esos chóferes tiene fichas policiales por delitos o violencia intrafamiliar. Ya el país llegó al hartazo en esa materia, querido Presidente y funcionarios del PLD. No soporta más. Esta problemática consume más energía nerviosa que la crisis post-trujillista de la energía eléctrica.
El “costo político” no puede justificar el reinado del desorden y el caos en el transporte. En el PLD hay mucha sustancia gris (¡nacen graduados!). ¡Esto no se aguanta! Y ‘populares’, financiados desde Sudamérica, apoyan a estos delincuentes en contra del pueblo y se callan ante el cártel monopólico del cemento y aumenta desmesuradamente los precios; y ante centenares de haitianos que depredan Los Haitises? ¿O Los Haitises por homónimo es de ellos? ¡Atrás el maldito “costo político”!
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