Por Manolo Pichardo.
A raíz de algunos pronunciamientos hechos por peledeístas a la dirección política del partido, el comité político reaccionó advirtiendo que los que dirimieran sus diferencias públicamente serían sancionados de acuerdo a lo establecido por los estatutos de la organización, y llamó a canalizar cualquier diferencia, propuesta o sugerencia, a través de los organismos.
Esto fuera correcto si los organismos funcionaran y los estatutos fueran respetados a todos los niveles, pero resulta que a decir de la mayoría, el partido está desmontado, sus dirigentes medios y de base, los miembros del comité central y subsecretarios están completamente aislados. Luce razonable lo planteado por el CP, pero la cuestión no puede reducirse a algo tan simple como una sanción. Pienso que lo que se necesita en el partido de Bosch y Leonel es institucionalización y atención para que volviendo a lo que fue, nadie tenga la necesidad de hacer notorias las implosiones causadas por la falta de canales eficaces e inobservancia de las reglas de juego establecidas. Y como todo parece marchar de esta forma, preocupa que contrario a lo que fue tradicional, el PLD esté ausente de los grandes debates.
No hay una posición orgánica clara en torno a la crisis alimentaria, energética y financiera global. Los organismos del partido no se involucran desde hace años en discusiones productivas; los arropa el día a día que impone la politiquería, quizás empujados por el esquema electoral que dicta la Constitución y que no deja tiempo para la profunda y conceptual reflexión política. De no ser por Leonel y muy pocos dirigentes, el PLD sería un partido sin sustancia. Los pronunciamientos públicos de algunos dirigentes y la reacción del CP llegan en un momento oportuno, porque llama la atención acerca de lo que ocurre en el partido y permite hacer un alto para tomar las medidas que reencaucen la organización, de modo que siga siendo la brújula que marque el Norte, y el soporte de un gobierno que podrá no ser el ideal, pero que nos encamina de forma sostenida por el sendero del desarrollo y el progreso.
Esto fuera correcto si los organismos funcionaran y los estatutos fueran respetados a todos los niveles, pero resulta que a decir de la mayoría, el partido está desmontado, sus dirigentes medios y de base, los miembros del comité central y subsecretarios están completamente aislados. Luce razonable lo planteado por el CP, pero la cuestión no puede reducirse a algo tan simple como una sanción. Pienso que lo que se necesita en el partido de Bosch y Leonel es institucionalización y atención para que volviendo a lo que fue, nadie tenga la necesidad de hacer notorias las implosiones causadas por la falta de canales eficaces e inobservancia de las reglas de juego establecidas. Y como todo parece marchar de esta forma, preocupa que contrario a lo que fue tradicional, el PLD esté ausente de los grandes debates.
No hay una posición orgánica clara en torno a la crisis alimentaria, energética y financiera global. Los organismos del partido no se involucran desde hace años en discusiones productivas; los arropa el día a día que impone la politiquería, quizás empujados por el esquema electoral que dicta la Constitución y que no deja tiempo para la profunda y conceptual reflexión política. De no ser por Leonel y muy pocos dirigentes, el PLD sería un partido sin sustancia. Los pronunciamientos públicos de algunos dirigentes y la reacción del CP llegan en un momento oportuno, porque llama la atención acerca de lo que ocurre en el partido y permite hacer un alto para tomar las medidas que reencaucen la organización, de modo que siga siendo la brújula que marque el Norte, y el soporte de un gobierno que podrá no ser el ideal, pero que nos encamina de forma sostenida por el sendero del desarrollo y el progreso.
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